sábado, 31 de enero de 2015

Cómo dormir a tu bebé

Durante más de ocho años estuve trabajando en mi propio centro   infantil, donde nos encontrábamos con niños desde los 6 meses hasta los 5 o 6 años, ya que por las tardes teníamos servicio de Ludoteca, algunas de las preguntas más frecuentes entre los padres, eran sobre el sueño de sus hijos, la mayoría no presentaba ningún trastorno del sueño, pero si se quejaban de que su pequeño no dormía toda la noche, que lloraba sin parar, que quería despertarse sin motivo aparente y que lo único que parecía consolarlo era estar en brazos de mamá, cosa que no todas las madres podían hacer si a la mañana siguiente tenían que irse a trabajar. Muchas me pedían desesperadamente que mantuviéramos despierto a su pequeño para que al llegar a casa durmiera, lo cual en muchas ocasiones era físicamente imposible.

        No dormir puede provocar problemas tanto físicos como psicológicos ya que el sueño es reparador y pasamos una tercera parte  de nuestra vida  durmiendo. Una de las finalidades conocidas del sueño es la de permitir (a través del reposo del cuerpo) la restauración de las funciones vitales y energéticas. El sueño constituye una serie de procesos activos y no es una mera desconexión fisiológica pasiva de la vigilia. Esto le ocurre, no sólo a nuestros pequeños, sino a los sufridores padres y madres que no tienen la opción de dormir en otro lugar (la guardería).

Los padres sufren mucho las somnolencias de sus hijos, ya que tienen que atenderlos, estar alerta, en muchas ocasiones pelear con la pareja, que por falta de sueño se encuentra de mal humor. Por ello es importante conocer lo que el bebé necesita y cómo podemos conseguir que nuestro pequeño duerma a la hora que nosotros necesitamos dormir.
Algunos investigadores hablan de la importancia de inculcar rutinas desde el momento del nacimiento, pero sin duda esto no es del todo posible, las rutinas, tal y cómo las entendemos los adultos, son demasiado exigentes para los pequeños de la casa, el primer trimestre de vida la tarea del niño es adecuarse a la vida fuera del útero, el niño duerme de 16 a 17 horas por día, y se despierta para saciarse (alimentarse) y vuelve a quedarse dormido, por lo que sólo se despierta cuando tiene hambre, poco a poco va permaneciendo despierto por un tiempo breve después de la comida.

Hacia las seis semanas, el niño empieza a mostrar un periodo diario de sostenida vigilia, que suele presentarse por la tarde, por lo que es muy importante que las siestas se hagan con luz y algo de ruido, así el pequeño entenderá que aunque puede dormir es diferente a la noche, donde todos dormimos. No es nada recomendable evitar ruidos, cerrar persianas... ya que sólo se acostumbrará a dormir en ese estado, lo cual, no será nada beneficioso cuando estemos de viaje, venga familia a casa o haya que salir a comprar. Además es importante que el sueño del bebé a la hora de la siesta no sea tan profundo como el de la noche, que es el reparador. Un detalle a destacar es que los niños nacidos prematuramente tienen una pauta algo diferente, al comienzo, tienden a dormir más que los que nacieron en término.


         A partir de los 4 o 6 meses depende del desarrollo del bebé, algunos son maduros antes y otros algo después, el bebé no sólo se despierta para comer, sino que empieza a explorar, quiere jugar, analizar, investigar y aprender, por lo que a estas edades es cuando empiezan a resistirse a dormir, de aquí todas esas madres que te dicen, - no lo entiendo, si antes dormía muy bien y ahora no hay manera de acostarlo. Es biológico!! A tu bebé no le pasa nada, ya se ha adaptado a su nuevo medio, ya no recuerda el útero materno, y su cerebro, su visión y su psicomotricidad empiezan a estar preparados para aprender, tener que irse a dormir les resta tiempo de aprendizaje y eso no les gusta nada. Por eso lo ideal es utilizar ese momento como un nuevo aprendizaje y que sea una experiencia positiva. Ahora es el momento de introducir rutinas, pero ATENCIÓN!!  No nos volvamos locos, rutinas fáciles y que puedas realizar en cualquier sitio, porque si tus rutinas son; contarle historias, hacer el avioncito, que vea la tele y pasearlo con el colche por la ciudad, eso es exactamente lo que te exigirá el pequeñín todas las noches para dormir a pierna suelta.


       





Lo mas aconsejable es ir realizando actividades tranquilizadoras, en una ocasión una madre me dijo que a ella bañar a su pequeña antes de dormir no le funcionaba, le pregunté cómo hacía el baño y me contestó que bailando, cantando tirando los patitos por el aire… eso activa, no relaja, por tanto da igual las rutinas que elijas utilizar, pero recuerda que desactiven y vayan avisando de que pronto vamos a dormir. Una rutina que funciona muy bien es un pequeño balanceo en los brazos con una pequeña canción tarareada, aunque es importante utilizarlo para preparar el momento de ir a dormir, no para dormirlo en brazos, lo cual es muy diferente, con esta afirmacion podemos entrar en controversia, ya que entramos en el eterno debate... Quiero que mi hijo duerma sólo o por el contrario quiero que mi hijo simplemente duerma, y si es con nosotros no me importa.
Son dos formas de ver la enseñanza del sueño muy diferente, por un lado nos encontramos con una visión más conductual que se ocupa de rutinas diseñadas para que el bebé aprenda a dormir sólo y de manera independiente, defensores de estos métodos son Ferber, Estivill, si crees que es lo ideal para ti, entonces tienes claro que tu niño no duerme bien porque ha adquirido unos hábitos incorrectos y el tratamiento más eficaz, es la reeducación de los hábitos del sueño. ¿Cómo?

-         Con normas conductuales que los padres deben aplicar con firmeza y afectividad. Estas normas están propuestas por las principales Sociedades de Patologías de Sueño y Pediatría (American Academy of Pediatrics, American Society Sleep Disorders y la Sociedad Española de Sueño).  
-         El niño debe dormir sólo en su cuna y los progenitores deben comprobar que está bien, y consolarlo con palabras, para que el pequeño entienda que llorando no va a conseguir que sus padres estén toda la noche despiertos para que él duerma.

 Si lo que queréis es que vuestro bebé duerma sólo, y de manera independiente entonces os recomiendo que os leáis el libro del Doctor Eduard Estivill  “Duérmete niño” . Este libro explica las pautas a seguir, los tiempos de visita y cómo consolar a tu bebé, al principio es duro, pero es muy muy efectivo.


         Por supuesto a pesar de que miles de personas han utilizado este método y están encantadas con él, muchas otras lo ven desnaturalizado y cruel. Por ello es importante que conozcáis que existen otros métodos que se centran en la crianza natural, estos métodos defienden que el niño debe dormir con sus progenitores hasta que esté preparado para dormir sólo, ya que el sueño es innato  y el bebé necesita la protección de los padres o progenitores. Estas teorías se centran en el colecho, que cómo se ha explicado anteriormente, se basa en dormir con los progenitores, algunas de sus ventajas son:

       -    Minimiza el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante, ya que el bebé sincroniza su respiración con la de la madre.
       -    Ayuda a "aprender " a pasar de una fase del sueño a otra.
                                            -    Para un recién nacido lo principal es sobrevivir.
                                 -   Si se siente acompañado y sus necesidades satisfechas será un bebé más tranquilo.


      Por lo que si no puedes ver a tu bebé llorar y piensas que el sueño es innato y por tanto no es necesario enseñarlo, te recomiendo leer el libro de Rosa Jové  “Dormir sin lágrimas”. Seguro que te llena de ideas para dormir con tu bebé, cómo las cunas de colecho.
   
Cunas colecho


BUENAS NOCHES Y DULCES SUEÑOS!!!        


            
Helena Pascual Ochando

lunes, 26 de enero de 2015

Época de exámenes para profesores

La época de exámenes, es sin duda una de esos momentos que no dejan huella en el recuerdo, o al menos al echar la vista atrás no aparecen como destacables en la  memoria.
Nerviosismo, ansiedad (si queréis controlar esta ansiedad podéis leed -Curso manejo de la ansiedad-)  miedos, frustración, cansancio y alivio cuando acaban!! Algunos estudiantes lo pasan francamente mal... pero ¿y los profesores?. Los profesores tenemos mucha suerte, porque en esta época no tenemos que estudiar, ni dar clase ¿verdad?
Sinceramente no sé si me da más pánico esa época universitaria en la que no podía salir el fin de semana, o hacer un viaje, porque venían los exámenes o la versión desde el punto del profesor.
Ser profesor implica muchísimo trabajo que no se ve, en primer lugar te toca resolver todas esas dudas que por algún extraño motivo no han surgido mientras explicabas el tema, ni cuando lo repetías en los seminarios para hacer la práctica, ni en la clase de repaso que dejaste antes del examen, las dudas aparecen la noche antes del examen, o en algunos casos de alumnos aplicados, uno o dos días antes… de repente te encuentras el correo saturado de emails de alumnos desesperados, que te preguntan con gran  ansiedad todo tipo de dudas.... Por si esto no fuera suficiente, debes sentarte a elaborar un examen que quieres que sea lo más justo posible, justo para aquellos que vienen a clase, justo para aquellos que han hecho unos trabajos excelentes  y justo para aquellos que no han venido ni para conocerte… y con tan variopinto panorama es difícil ser justo con todo el mundo. Para colmo, Bolonia nos lo pone fácil, porque ese examen que debemos elaborar, debe ser una parte de la evaluación continua, por lo que para la fecha en cuestión, debes saber quiénes pueden optar a tan preciado examen, así que dedicas tus vacaciones de Navidad, la Semana Santa,  el Corpus, las Fallas..., corrigiendo todo tipo de trabajos que has mandado durante el cuatrimestre/semestre para saber quién realizará el examen de la evaluación continua y quien, el de la evaluación final.
Esto nos lleva a que debemos preparar y corregir dos tipos de examen que evalúen diferentes porcentajes, y que sean justos, como hemos comentado anteriormente. Cuando por fin tienes tus “deberes” preparados, te toca pasar unas dos semanas vigilando exámenes, no hay cosa más aburrida  y que te quite más tiempo en el mundo que estar en silencio dos o 3 horas observando. Ahora, recuerdo una conversación con una amiga mayor que yo y que era becaria del departamento de didáctica, que ayudaba a vigilar exámenes, ella me decía entusiasmada que iba a estar en el examen tal o cual y yo le decía que suerte tienes… que ilusa.  
Colocar a los alumnos, que están nerviosos, tener que observar si alguno intenta copiar, que deseas que no ocurra, porque cuando ocurre... y tienes que actuar... yo personalmente paso un mal rato...esperar que vayan finalizando, pasearte por la clase…

Cuando el alumnado va terminando sus exámenes y comienza a entregarlos, puedes ver en su cara la misma satisfacción que cuando uno sale del dentista, con más o menos consecuencias, pero feliz sabiendo que tardarás en volver... Sin embargo para los profesores continúa el tormento, en unos 3 días te encuentras con unos 200 o 300 exámenes que corregir... con la presión de que debes meter las actas en plazo, pasar tardes en juntas de evaluación, reunirte con los alumnos suspensos que te piden tutoría para revisar sus exámenes y por si fuera poco prepararte las clases del segundo cuatrimestre/semestre... Una odisea...
Queridos alumnos, sé que para muchos esto no es un consuelo, pero aunque sea un momento duro, recordad que a los momentos complicados les pasa como a la energía, no desaparecen sino que se trasforman, aprended a pasar por ellos y afrontarlos de la mejor manera posibles. Felices exámenes!!